La Libertad de Prensa es uno de los pilares fundamentales de las Democracias, y para las Autocracias es uno de los objetivos para anular y silenciar. Estos regímenes se refugian en elaborar intrincadas falacias para cercenar y amordazar al periodismo independiente. Se apoyan en victimarse por supuestas expresiones injuriantes de la prensa.
En la Provincia de La Rioja, el gobernador Ricardo Quintela ha propuesto debatir el rol de los medios de comunicación en el marco de la «libertad de prensa y la gobernanza». En su discurso durante la inauguración de las sesiones de la Convención Constituyente, Quintela enfatizó la importancia de los medios como informadores de acontecimientos relevantes, pero también instó a que proporcionen una visión objetiva y equilibrada de los hechos, evitando transmitir mensajes sesgados, malintencionados e injuriantes que puedan sembrar inestabilidad y noticias falsas en la sociedad.
Sin embargo, estas declaraciones han generado preocupación en los medios periodísticos, ya que Quintela previamente había adelantado que, con la nueva constitución provincial, buscaría «limitar» a la prensa. En Argentina, el Código Civil estipula correctamente las sanciones a los ciudadanos que injurien o difundan noticias falsas. No es necesario realizar ningún artilugio legal o nueva constitución para aclarar estas cuestiones, las consecuencias por apartarnos de la ley ya están bien especificadas.
Así como el gobernador Quintela menciona que: “Nosotros respetamos la libertad de expresión a rajatabla, respetamos la libertad de prensa a rajatabla, pero creemos que es importante que todos nos autolimitemos cada vez que tengamos que hablar del prójimo y cuando tenemos que hablar de las autoridades legítimamente electas por la voluntad popular”. Nosotros nos tomamos el derecho de expresarle gobernador que: «Respetamos a todos los ciudadanos cuando se brinda una información y no nos autolimitaremos a averiguar y difundir sobre sus actividades relacionadas con su cargo público, ya que al ser una autoridad legítimamente electa por la voluntad popular, no le confiere coronas o privilegios ante los demás ciudadanos«.
Nota: Jorge Villavicencio, Gráfica: Querrell