En un giro electoral histórico, Donald Trump ha sido elegido como el 47º presidente de los Estados Unidos tras obtener una victoria decisiva en el estado de Wisconsin. La llamada «marea roja» republicana arrasó con una gran parte del territorio estadounidense, incluyendo estados clave como Georgia, Carolina del Norte y Pennsylvania. Además, Trump lideró el conteo de votos en Michigan, Arizona y Nevada, consolidando así una victoria que marca su segundo mandato, aunque no consecutivo, y lo convierte en el presidente de mayor edad en ser electo en la historia de la nación.
Esta elección se desarrolló en medio de una profunda polarización. La campaña de Trump fue una repetición de sus estrategias de 2016 y 2020: un discurso antisistema, una firme retórica en contra de la inmigración irregular —que según él “envenena la sangre” del país—, y una visión sombría de la situación estadounidense, enfatizando lo que percibe como decadencia y caos en el país. Pese a enfrentar una condena penal y varias inculpaciones pendientes, el republicano siguió adelante, apelando a una base de seguidores que se mantiene leal y profundamente movilizada.
El clima de tensión y ataques verbales dominó la contienda. Trump, conocido por su estilo confrontativo, no ahorró insultos para su contrincante Kamala Harris, a quien calificó de «lunática radical de izquierda», «incompetente», «tonta» y de poseer un «coeficiente intelectual bajo». Harris, quien aspiraba a convertirse en la primera mujer presidenta de Estados Unidos, también calificó a Trump de «fascista», en una de las tantas respuestas al discurso provocador del republicano.
A pesar de los escasos tres meses de campaña y el respaldo del presidente saliente Joe Biden, Harris no logró convencer a una mayoría de electores, a pesar de sus propuestas centristas en temas sensibles como la inmigración, el apoyo a la clase media y la defensa del derecho al aborto.
¿Qué significa la presidencia de Trump para América Latina y Argentina?
La relación de Donald Trump con América Latina ha sido históricamente volátil y, en ocasiones, pragmática. Durante su mandato anterior, Trump implementó políticas comerciales proteccionistas y endureció el control sobre la inmigración, afectando particularmente a los países del Triángulo Norte y a México. Su postura respecto a América Latina fue percibida como distante, salvo en cuestiones de seguridad y lucha contra el narcotráfico, donde buscó alianzas puntuales.
Para Argentina, el retorno de Trump a la Casa Blanca podría traer algunos desafíos y oportunidades. Por un lado, su visión proteccionista podría afectar las exportaciones argentinas a Estados Unidos, particularmente en sectores agrícolas. Sin embargo, Trump también ha mostrado en el pasado interés en establecer relaciones bilaterales fuertes con gobiernos alineados con sus políticas de mercado y seguridad. Argentina podría buscar la manera de posicionarse estratégicamente, aprovechando posibles coincidencias en políticas de comercio y estabilidad regional.
En términos más amplios, su presidencia probablemente se traduzca en una menor cooperación multilateral y una mayor presión sobre los países de la región para alinearse con su agenda en temas de seguridad y migración. En definitiva, se avecina un período de incertidumbre y posibles reajustes en la relación bilateral, con una política exterior que podría carecer de la previsibilidad que América Latina, y Argentina en particular, necesitan en estos tiempos de cambio.
Nota: Redacción Radio Cardinal. Foto: RFI. Gráfica: Google